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Direccionamiento póstico reticular
Acerca de mí
- Nombre: pmi
- Ubicación: Zárate, Buenos Aires, Argentina
Nací en Zárate, Buenos Aires, Argentina, en una clínica que ya no existe. En su lugar hoy funciona un albergue transitorio.
lunes, septiembre 04, 2006
sábado, septiembre 02, 2006
Luis Ventura, periodista
-¿Qué es el chimento?
-Creo que la base del periodismo es el chimento. Antes de dar la noticia uno tira versiones. La palabra versión para mi es sinónimo de chimento. La versión es algo que no está confirmado pero que se intuye que va a ocurrir.
-¿Es un género periodístico que está de moda?
-La palabra chimento está bastardeada a partir de que entran al periodismo gente como modelos u opinólogos, gente que no tiene raíz periodística. Gente que se acerca al medio sólo por su imagen, porque son lindos, y se los eleva a la condición de periodistas cuando no saben nada, ni diferenciar el grado de veracidad del informante ni si las fuentes son fidedignas, noticiosas. Entonces, cuando meten dentro de la misma bolsa a todos los que hacen chimentos, entonces la palabra se bastardea. Pero el chimento es el átomo de una noticia. La renuncia de un presidente surge primero como versión y se confirma como noticia cuando sucede. Un buen periodista debe intuir, bucear el futuro de lo que se viene. No digo que haga pronósticos o futurología, pero si tenés datos concretos de que Fulano de tal está a punto de cerrar un contrato millonario, si tirás el dato, el chimento, ese chimento debe tener rigor de información. A mi me consta que cuando un chimento vine de la boca de (Jorge) Rial o Ventura tiene casi la contundencia de una noticia. Cuando lo maneja la modelito de turno, que ocupa un asiento en el panel de cualquier programita, entonces eso no pasa.
-¿Es un género muy masivo el del chimento?
-A lo mejor se masifica porque es parte del género humano. Uno en el barrio quiere saber si el vecino se compró un auto nuevo o si el panadero sale con la hija del verdulero. Es algo propio del ser humano. Esto es lo mismo. El chimento te permite estar un pasito delante de todo lo que va a ser información mañana.
-Causa molestias un chimento, ¿no?
-Los que se molestan son aquellos que son víctimas de sus propias realidades. Si tengo que decir que a Fulano lo van a detener por estafar a determinada cantidad de gente, más vale que él no va a hablar bien del chimento. Entonces es más fácil matar al mensajero.
-¿Te ganaste enemigos por el periodismo que hacés?
-Me gané los mismos enemigos que en la vida. Yo voy de frente y digo las cosas como son. Cada uno sabe quién es quien dentro de esta profesión. Sí se que los que no comulgan con mis ideas, mi discurso, mi manera de pensar, no los considero enemigos terminales. Sí se que saben que conmigo no se jode.
El periodismo en la sangre
-¿Con qué cosas te sentís avalado?
-Más allá del paso de comedia que tomamos en “Intrusos”, cuando tengo un tratamiento periodístico me esmero para que el informe o la investigación sea digna. Tengo 30 años de carrera que me avalan. Arranqué de pibe y tuve gente que me quiso patotear porque era pendejo y ahora me quieren patotear porque soy viejo. La manera de laburar viene antes de lo que fue la fama que uno se ganó. Es decir, al principio laburé como ahora, tal vez ahora con más oficio. Pero el criterio es el mismo.
-¿Por qué sos periodista?
-Vengo de una familia de periodistas. Yo dejé una carrera de Ingeniera a 9 materias de recibirme porque consideré que esto era mi vocación. No siempre me pagaron bien. Cuando me casé, recuerdo que adentro de la heladera tenía sólo un pan de manteca. Y no por eso dejé la profesión. Era el tipo más feliz.
-¿Cómo fue que empezaste en la profesión?
-Yo hacía periodismo a los 15 días de haber nacido, porque mi viejo ya me llevaba a las redacciones. Yo no elegí la profesión; la profesión me eligió a mí. Mamé lo que es el periodismo. Alguien me dijo que debía seguir Ingeniería porque hacía bien las cosas vinculadas por ese lado. Y un día me ofrecen ir como enviado especial a un Mundial con Ardizzone y era tocar el cielo con las manos. Y si iba me perdía el tiempo para estudiar. Eran materias que me llevaban meses para estudiarlas. ¡Perdía el año! “¿La verdad? Me chupa un huevo ingeniería y quiero ser periodista”, me dije.
-Qué te dijeron en tu casa?
-Mi viejo me dijo algo que me guió por siempre: “Hacé lo que quieras. A mí me pasó lo mismo. Si elegís ser periodista sabé que vas a laburar hasta el último de tus días y no vas a hacer plata. Y tenía razón. Porque además la plata que gano la invierto en información, libros, etc. La podría disponer para otra cosa, pero no lo hago.
-¿Comprás información?
-Primero trato de que la noticia la compre la empresa. Si no la quiere, la compro yo. Y la guardo, la tengo. Si es accesible, claro. No tengo cuenta corriente ni caja de ahorro. La plata la tengo encima, la gasto. Soy un mal administrador. No soy un tipo que sepa manejar la guita. La guita no es para un objetivo en la vida, un destino. Es un vehículo, una herramienta.
(Fragmentos de la nota aparecida en La Posta de septiembre)