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Nombre: pmi
Ubicación: Zárate, Buenos Aires, Argentina

Nací en Zárate, Buenos Aires, Argentina, en una clínica que ya no existe. En su lugar hoy funciona un albergue transitorio.

lunes, junio 26, 2006

El negocio del «triple play» en los postes de la CEZ



En octubre del año 2004, la empresa operadora de CATV «Cablevisión» anunció el lanzamiento de su servicio de internet por banda ancha bajo el nombre comercial de «Fibertel», -que ya operaba para Capital y Gran Buenos Aires-, para la ciudad de Campana.
Cablevisión tiene su base operativa hace más de una década en la zona «Zárate-Campana» (antes como VCC), por lo que sorprendió a los zarateños que su oferta de banda ancha, al mejor precio de mercado de ese momento, no se extendiera también a Zárate, y quede limitada a nuestra vecina Campana.
Ante la pregunta, Daniel Celentano, Gerente para nuestra región de la empresa de comunicaciones dio a entender entonces que había una serie de «problemas técnicos» en Zárate, que en poco tiempo serían solucionados para extender la oferta también al público zarateño.
Pasaron los meses y esto nunca se produjo.

Fibertel nunca pudo llegar a Zárate, y sigue ofreciendo sus servicios de internet en banda ancha sólo hasta Campana conuna promoción de «40 pesos IVA incluído» por una velocidad de 2,5 megabytes.
En cambio, a partir del 2006 su competencia, la empresa ZVC, anunció el lanzamiento del «Triple Play», donde se ofrecen hasta 10 paquetes triples que incluyen servicios de internet , tv y telefonía IP en diferentes opciones o «abonos», partiendo de un abono básico a 103 pesos (IVA incluído), pero con velocidad de conexión de sólo 64k y bloqueo de llamadas a celulares, hasta abonos de 2,5 megas de bajada de datos y 1 megabyte para «subida de datos» , TV y minutos libres de llamadas, a precios no aptos para el común de los bolsillos de los mortales.
En una conferencia de prensa donde se convocó a varios medios locales, la cara visible de ZVC, Héctor Hugo Mosconi, anunció su «alianza estratégica» con la empresa IPTel para brindar los nuevos servicios.
«Estamos contentos porque somos los primeros en ofrecer este servicio, ya que hasta ahora siempre fuimos los segundos», dijo Mosconi, en obvia alusión a Cablevisión.

La clave del negocio cablemodem: los postes

«Los problemas técnicos» a los que se refería el representante de Cablevisión en el 2004 hacían referencia, sin aludirlo directamente, a la negativa de la Cooperativa Eléctrica de Zárate, para firmar un convenio que les permita colgar de los postes cooperativos, además del cable de TV, el paquete de datos IP en banda ancha.

La CEZ en manos del abogado Mangini «aparentemente» se negaba en el 2004 a acordar con Cablevisión alegando que la propia Cooperativa iba a ofrecer su propio servicio de banda ancha, por lo que razonablemente no podía facilitarle los postes cooperativos a la futura competencia privada.

Esto nunca se produjo, y hoy la realidad es que la CEZ tiene «vegetando» su servicio de internet bajo la anacrónica modalidad de «dial up» (ocupando la línea telefónica y con muy baja velocidad de conexión), perdiendo abonados mes a mes ante la expansión de los proveedores de banda ancha.

La verdad que ocultaba la CEZ ahora se comienza a develar.

Según lo que surge de los hechos concretos, Mangini & Asociados le permitieron a ZVC/LVC lo que le negaban a Cablevisión: que a través de los postes de la luz, que son propiedad de todos los socios de la CEZ, la empresa de Mosconi pase no sólo sus señales de TV sino también datos de internet en banda ancha y telefonía.

¿Hay un socio oculto además de Mosconi e IPTel?
¿O sólo se trata de un negocio pésimo para la CEZ y redituable para otros?

El otro dato clave para entender el entramado del negocio es que el estudio jurídico particular del presidente de la CEZ , «Mangini & Asociados», asesoró laboralmente a ZVC al menos en un caso hasta el año 2005.
Segun el Ing. Mosconi, dejó su relación con el estudio Mangini en el 2003, y ahora lo asesora casualmente otro ex Consejero de la CEZ, el Dr. Fernando Becattini.
Cablevisión dice

LA POSTA se contactó con Daniel Celentano, el Gerente de la Regional Sur de la empresa Cablevision, para saber de la propia fuente porqué «Fibertel» era una opción de banda ancha para Campana y no para los zarateños.

«La razón por la que en estos dos últimos años no pudimos llegar con Fibertel a Zárate es por la negativa de la Cooperativa Eléctrica a ampliar el contrato que tenemos con ellos para utilizar los postes para brindar el nuevo servicio sumado al del cable. En un principio, pensamos que la razón obedecía a que la propia CEZ tenía su proyecto de internet por banda ancha, pero con el paso del tiempo esto no ocurrió, siguen con dial up y al ver lo que está pasando ahora (con la empresa de la competencia), es claro que la negativa procede de otros motivos», explicó Celentano.

Ante la negativa de la CEZ a reformular el contrato (el contrato de postación con ambas empresas cableoperadoras se halla vencido y prorrogado «de hecho» hace desde los 90 años) Cablevisión estaba dispuesta a realizar su propia postación para Fibertel y, obviamente, para sus señales.
Pero para ello necesita la aprobación del Municipio, la otra pata de esta mesa que nos resulta tan familiar a los zarateños: CEZ-Municipio.

El expediente se inició a principios de 2005 en la Secretaría de Obras Públicas del Municipio, pero en todo este tiempo la empresa no ha obtenido aún la autorización solicitada por parte del Municipio para plantar sus postes.
El funcionario encargado del tema por orden de Bernués no es otro que el abogado Daniel Calveiro, quien no reside en Zárate y extrañamente ocupa el puesto de Subsecretario de Obras Públicas, sin ser profesional de la construcción.

Este abogado es el mismo que Bernués ha colocado como encargado de todos los temas «sensibles» del Plan Federal de Construcción de Viviendas (Ver número anterior).

«Comprendemos que se puede alegar que un nuevo posteo de la ciudad produciría mayor contaminación visual, pero es algo que no lo hacemos por propia voluntad sino a lo que nos obliga la negativa de la CEZ. Desde enero de este año se cortaron las tratativas. Consideramos que esta negativa es arbitraria y discriminatoria, al otorgársele a la competencia lo que se nos niega a nosotros. Si no nos dan una alternativa para ofrecer el servicio a los zarateños, apelaremos a la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, y si en sede administrativa no prospera, iremos a la Justicia. De una u otra forma, llegaremos a lo que creemos que es justo. No importa que lleguemos más tarde, lo que importa es que lleguemos por las vías que corresponden. Estamos en más de 100 localidades del interior del país y siempre hemos llegado a un acuerdo con las diferentes empresas y los diferentes municipios por este tema. Incluso desde muchos lugares pedían que lleguemos porque nos ven como la alternativa más conveniente en banda ancha. Zárate es una excepción.», afirmó Celentano.

Hasta aquí la palabra de Cablevisión.
Lo que la empresa no sabe ni le interesa saber es lo que sí nos interesa a los zarateños, más allá de las pugnas comerciales: Mangini favorece enlos hechos a una empresa privada a la que su estudio particular asesoró, utilizando su cargo de presidente de la Cooperativa Eléctrica.
Los postes de la luz no son de Mangini, sino de todos los asociados de la CEZ, los cuales además deben pagar muchos pesos para ver televisión.
Los negocios vinculados a la postación cooperativa los tiene que hacer la Cooperativa Eléctrica, con contratos que estén a la vista de todos sus asociados.

¿Qué dice ZVC?

A mediados de mayo la empresa invitó a un grupo de periodistas para presentar la nueva oferta del «Triple Play».
Allí el Ing. Mosconi, acompañado de un contador y un técnico, habló de las bondades del nuevo sistema, ya que «el futuro pasa por tener todos estos servicios (telefonía, cable, internet) en una misma factura y bajo un mismo proveedor. Nosotros estamos muy orgullosos de ser los primeros en ofrecerlo, ya que hasta ahora hemos sido segundos en la zona»
Ni una palabra sobre los costos e la inversión, ni sobre las características del acuerdo logrado con la CEZ que no pudo lograr en dos años de tratativas la competencia.

LA POSTA intentó comunicarse con Mosconi para desentrañar estos enigmas pocos días después de la presentación, pero había partido de viaje hacia Villa La Angostura. Sobre el cierre de esta edición pudimos contactar a Mosconi.

Allí el empresario afirmó a LA POSTA que «no tenemos un contrato o firmado con la CEZ por este nuevo servicio, sino que hay un contrato que se viene prorrogando de hecho hace como 15 años». (El subrayado es nuestro)

Mosconi dice que no paga y no debe pagar nada aparte por colgar de los postes de la CEZ, además de las señales de TV, también los servicios de internet y de telefonía.

Lo que no se entiende es porqué la CEZ le permite a Lima Video Cable S.A., lo que le niega a Cablevisión.

«La verdad que esto es una cuestión de huevos», nos dijo varias veces durante la charla el empresario, agregando que hace años le viene ofreciendo compartir emprendimientos comerciales a la CEZ, tanto durante la gestión anterior, como durante la actual, aparentemente sin éxito.

Hasta ahora, que han lanzado el estratégico negocio del Triple Play segun la empresa «de prepo», sin firmar un nuevo convenio con la CEZ.
Si seguimos lo que dice Mosconi, la CEZ en la práctica funciona como «socio bobo» del negocio al aportar toda su postación cooperativa sin recibir ningun resarcimiento económico a cambio, en un negocio que además afecta sus planes de expansión futuros. ¿A usted, querido lector, le cierra todo esto?


-¿Cuánto paga entonces ZVC/LVC desde hace años por el alquiler de los postes a la CEZ?, preguntó LA POSTA.
- No voy a dar esa información porque es confidencial de la empresa. Nuestra competencia pretendió juridicamente que yo denunciara cuánto pago de alquiler a la CEZ, y yo me negué por ser una cuestión confidencial de la empresa, contestó Mosconi.

Aquí está el meollo de la cuestión: Ni la Cooperativa ni las empresas de cable muestran sus facturas por el alquiler por el uso de la postación que es propiedad de los 30.000 asociados de la Cooperativa Eléctrica. Y los responsables de esta oscura situación no son los empresarios privados, que hacen su negocio, sino los responsables de la Cooperativa Eléctrica, que deben rendir cuentas a sus asociados y no lo hacen.

El mercado del cable en Zárate y Campana

Básicamente existen dos cableras en la zona, Cablevisión y ZVC. La primera presta el servicio en Zárate y en Campana. La segunda, en Zárate y en Lima. Esto significa que pelean por abonados sólo en Zárate, ya que son la única empresa con tendido cableado de señales de TV en Campana (Cablevisión y en Lima (ZVC, bajo el nombre real de la empresa : Lima Video Cable S.A.).
Se estima que entre ambas se reparten el 90% del mercado de usuarios que pagan por ver TV, con una facturación mensual entre ambas que hoy estaría alcanzando los dos millones de pesos mensuales.
Si bien no hay datos oficiales, aproximadamente dos tercios de esos montos irían para Cablevisión, gracias a su inserción cuasi exclusiva en la ciudad de Campana, donde también presta el servicio de banda ancha, Fibertel, por un acuerdo de postación con la distribuidora de energía EDEN en el año 2004.
Por fuera de estos, existen los servicios de TV Satelital, liderados por la empresa Direct TV con una pequeño porción del mercado hogareño pero con llegada a las zonas rurales donde no llega el cable.

Mientras que ZVC tiene una tarifa básica de 51 y 53 pesos con recargo, Cablevisión cobra 59 y 62 pesos con recargo, aunque con varias señales de cable más.
Direct TV, con aún mayor cantidad de senales y la posibilidad de comprar programas codificados minutos antes de su emisión con el control remoto (sistema pay per view), cuesta un básico desde 85 pesos y no tiene programación local.

Pero lo que nos interesa aquí es que los cables son los únicos que poseen «canales locales» con noticieros locales.
Más allá de la calidad de estos envíos, es lógico que sean los primeros en los que se fije el poderç político local(la CEZ y el Municipio, que dependen de ganar elecciones para seguir administrando 50 millones de pesos al año) para poner allí la mayor parte de sus gastos en publicidad.

Y con esas pautas, sumadas al uso baratísimo de los postes, hacen que la gerenciación de los cables locales no vean con mucho agrado que se emitan opiniones, notas periodísticas o investigaciones que lesionen su relación con la CEZ.

Hace años que la CEZ utiliza la postación como una forma de tener a ambas empresas de TV por cable «atadas» a sus postes, ya que se niega a firmar un contrato por el servicio que presta, con la complicidad de un Municipio que no controla nada.
Cablevisión, por ejemplo, «estaría» pagando hace años unos 12.000 pesos mensuales por utilizar los postes cooperativos, sin contrato.
Pero esto no es seguro, ya que la CEZ no muestra nada.
Si tuvieran contratos vigentes, habría mayor libertad de prensa para informar responsablemente a los abonados.
Así, ambas empresas dependen del humor de la CEZ, a la que no deben perjudicar. ¿Se entiende?

Por otro lado, la publicidad con la que la CEZ inunda inútilmente a ambos canales hace el resto.
Recordemos que la Televisión es el medio con mayor penetración en la opinión pública.
Y nadie en Zárate puede ver TV sino pasa por ZVC o por Cablevisión, a un costo que va desde 51 a 63 pesos en el Abono Mensual básico.

La CEZ nunca reflotó el viejo proyecto de «antenas comunitarias» para que sus asociados, especialmente los de menores recursos, pudieron acceder al menos a los cinco canales de aire con buena calidad de recepción y un costo ínfimo, sin tener que robar cable, o dejar de comprar remedios o vestirse para pagarle a estas empresas un servicio de 70 canales que debería ser una opción para los bolsillos que lo puedan pagar, y no una obligación.

Pero claro, para esto hay que tener una verdadera conciencia cooperativa, autónoma de los poderes de turno, y no una angurria por los negocios particulares y por la acumulación de poder.

viernes, junio 23, 2006

Los mejores, los únicos


Click para bajar el tema "Los metodos piqueteros", del Disco "Hasta las manos" - Las manos de filippi (2002)

martes, junio 13, 2006

Polo, el buscador

Capítulo Uno del libro «Polo, el buscador»

«De todos los lugares posibles para volver, la infancia es el más difícil. Es un país que al salir, ya no se sabe muy bien dónde queda. La infancia es una estrategia de los grandes para tener un pasado que los justifique, un plan para fabricar recuerdos que puedan acompañarlos».

Polo en off, durante el programa «La república de los niños»,
El otro lado, 1994.

Miraba y la curiosidad le desbordaba los ojos. Clavados, imperturbables, fijos los ojos en esas figuras que se dibujaban desde la vereda de enfrente. Miraba a esas mujeres que conversaban a viva voz, esos colores plenos de sol, esas polleras al viento. Miraba Fabián, chiquito, ocho años, los ojos fijos, rasgados, incandescentes, en aquellas mujeres. La manito que suelta la de mamá Aída. La voz suave, casi un susurro, de Fabián preguntando sin rubores por aquellas mujeres tan extrañas a sus ojos felinos, inquisidores. Preguntó, como preguntaba siempre.
«Son gitanas», le explicó entonces mamá Aída, también en voz baja, buscando la mano perdida de Fabián, queriendo retomar la marcha. Pero a Fabián no le alcanzaba con ese par de palabras, su curiosidad quería más. Las cejas fruncidas, los colores de esas polleras, esas mujeres empapando sus retinas, dos ojos felinos ardiendo en la tarde de La Paternal. Un día después, los ojos de Fabián ya no alcanzaron. Esta vez se acercó a mamá Aída, pero ya sin preguntas sobre aquellas mujeres con las que se cruzaba a diario por las mismas veredas. Esta vez la voz de Fabián traía respuestas, ahora le contaba a mamá Aída que las gitanas que usaban un pañuelo en la cabeza estaban casadas, que tenían una ley gitana que se llamaba Kris, que vivían ahí no más, a la vuelta de su casa, desde hace un par de años, y un montón de datos más, datos frescos, recién conversados con las gitanas. Ahora la que miraba azorada era mamá Aída, sorprendida por la curiosidad de su hijo, por la decisión que lo llevó a pararse a conversar con sus vecinas, sin vergüenza, sin temores, como un grande (1).

(…)

Ocho años antes de la anécdota relatada, más precisamente el 31 de julio de 1964, llegaba al mundo un chico de nombre Gustavo Fabián, tercer hijo varón de una típica familia judía de clase media compuesta por Aída Prizant y Josué Polosecki.
Ese recién llegado es el protagonista de esta historia. Una extraña cadena de acontecimientos provocó que los Polosecki terminaran en los años sesenta alquilando un departamentito en la avenida Congreso del barrio de Belgrano, a una cuadra de las vías. Es que la historia de los Polosecki comienza muy lejos de Buenos Aires, del otro lado del mundo, en la Varsovia de principios de siglo, y tiene a Marcos Polosecki como el emprendedor de la familia que decide hacerle caso a los rumores de bonanza y grandes oportunidades que llegaban desde el otro extremo del océano.

(…)

Un vagoneta de entrecasa

El universo cotidiano de Fabián estaba signado por la convivencia en una casa muy politizada, repleta de libros de literatura y de discos de Joan Manuel Serrat, Mercedes Sosa y Quilapayún.
Además, la relación con sus dos hermanos mayores formaría parte del alimento que utilizaría para crecer como un grande más. Así a los cuatro años, Fabián ya le rezongaba a su madre porque estaba cansado de que los demás le leyeran. Su hermano Claudio era el encargado de leerle al más chico de la familia, pero Fabián quería aprender a leer solo, comenta Aída: «En cada uno de los dormitorios de los chicos había una biblioteca, en el nuestro otra también, y todo accesible para ellos, todo para que vayan, usen, toquen. Eso era una cosa normal, así se formaron los tres y eso despertó muchas inquietudes en Fabián». De hecho, hasta los vecinos de La Paternal ligaban de vez en cuando algún ejemplar de los libros que se editaban en el tallercito de los Polosecki, a partir de la generosidad de Josué.
Ya de grande, el propio Fabián recordaba la presencia constante en su casa de libros e historietas «porque mi viejo y mi hermano las compraban a patadas». Abrir las páginas de aquellas historietas fascinantes era para el pequeño Fabián una experiencia única, y por sus ojos enormes pasaban villanos, héroes y personajes de todo tipo: «Empecé leyendo mucho Skorpio. Obviamente, tenía una fascinación por Hugo Pratt, El Eternauta y todo eso. Pero ahora, por ejemplo, estoy leyendo Flushman, que me encanta: el hombre gordo que atrae las cosas es increíble, me parece desopilante. Yo tenía una especie de... no prejuicio, pero lo había leído tanto ese tipo de historieta de superhéroes. Y ahora me di cuenta que son bárbaros los guiones. Son más irónicos o más sádicos, no son ingenuos. Tienen quizás miedo a su ingenuidad. No sé, en realidad cuando era chico el que veía a Batman con ingenuidad era yo.

(…)

«Una vez, por ejemplo, un compañero de banco, César, lo invita a su casa para tomar la leche. Y le llamó la atención que este chico viviera en un inquilinato, donde en una misma habitación dormían los padres y los hermanos, y tenían la cocina en el fondo. Tenía siete años y ya empezaba a entender que había gente que vivía de otra manera, que tenía otra situación económica, que no todos los papás tenían una empresa, una fábrica», recuerda Aída sobre ese momento en que Fabián comenzaba a asomarse a una realidad bastante distinta a la suya.
Observador, extrovertido, audaz, nada vergonzoso, siempre con una sonrisa dibujada en el rostro, quería imitar a sus hermanos y era el obligado lastre que los seguía a todos lados.

(…)

«Tenga cuidado con lo que escribe su hijo», le advirtió a Aída la directora de uno de esos colegios por los que transitaba Polo, cuando ya se encargaba de sacar un periódico escolar y de participar en el centro de estudiantes. La última escala por el secundario fue su paso por un colegio nocturno que terminó de consolidar una nueva geografía para Fabián. Rodeado de compañeros más grandes en edad y experiencias, cada vez más libre, cada vez más ausente de la casa paterna, mientras afuera, en las calles, la oscuridad de la dictadura seguía invadiendo cada pequeño resquicio de luz. Así, el propio Polo conoció las comisarías desde adentro y comenzó a frecuentar la noche de una Buenos Aires agobiada de represión y silencios, que educaba a todos sus moradores en la consigna de callar para sobrevivir, no mirar para poder dormir, y mentir para no tener que dar incómodas explicaciones.

(…)
«¿Querías hacer la revolución?», le preguntaron en una revista en 1994, cuando recién se escuchaban los primeros rebotes de su original programa televisivo. «Sí», respondió entonces. «¿Fue algo adolescente?», repreguntó entonces el entrevistador. Y la respuesta de Polo define toda una visión política sobre esa etapa, marcada por la esperanza de una lucha que consumía todo su tiempo, y a la vez por una metodología que lo haría sentirse cada vez más defraudado, años más adelante: «No. Hay que separar. No creo que la acción política sea una cuestión de la adolescencia. En todo caso, en ese momento diferencié cierto espíritu de la militancia trasladado a otros campos. Parecía que lo único importante era convencer, convencer y convencer. Hay algunos que emplean el 90 por ciento de su tiempo en eso y les queda muy poco tiempo para aprender y conocer. En lo personal creo que se arma cierta retroalimentación en la militancia, pero yo la viví de muy adolescente. Hay personas, de la generación anterior, que lo vivieron hasta una edad más avanzada, tomando decisiones más drásticas respecto de sus vidas y las de los demás. La militancia política, en mi caso, fue algo que llenó mi vida, que me dio retribución afectiva, elogio y tener la libido puesta en eso. Hay una gran promesa en tu actividad que es cambiar el mundo. No es pequeña cosa, me parece que es un momento en el que no es tan importante escuchar sino que todo lo que ves, lo tamizás con lo que es tu concepción del mundo. Tenés unas orejeras que te impiden ver cosas. Pero también rescato de esa época que es una etapa formativa de mi vida muy importante».

(…)

«Serás lo que debas ser, o si no, serás periodista», repetía siempre Claudio en broma, y la máxima que tanta gracia le causaba a Polo, sería su frase de cabecera durante mucho tiempo cuando era consultado por la elección de su profesión. Alejado de la vida interna del partido que tanto tiempo y fuerzas le consumían, comenzaba para Polo una nueva etapa en donde las idas y vueltas de su trabajo y la búsqueda de una identidad como periodista, marcarían su camino.